SALTY STORY 04 de marzo de 2022 2 minutos de lectura

Marín Larretche


2h40 suena el despertador... El barco está lleno de combustible y hielo. Todas mis cosas están listas desde ayer. Lo único que queda por hacer es reunirme con mis dos marineros a las 3 en el puerto. Navegaremos hacia la zona de pesca con la luna para iluminar nuestro camino.

6 horas, temporada de invierno, estamos llegando al primer FAD en busca de Mahi Mahis. Primera aleta en el FAD, caña de pescar en mano, la lucha con algunos dorados está a la vista para cada uno de nosotros. El número de mahi mahis en la cubierta aumenta a medida que pasa el tiempo.
En algún momento, uno de los marineros captura un pequeño skip jack con el jigg, se decide utilizarlo como cebo vivo. Línea grande, anzuelo grande, nuestro amigo skip jack se hunde en las profundidades. Pasan 10 minutos, ¡nos pican! El sedal corre hacia la superficie, todo el mundo contiene la respiración antes de descubrir lo que hay en el extremo del sedal.
Un marlín blue salta a la superficie. Encendemos el motor y corremos hacia el pez. Tomamos todas las precauciones para mantener la suerte de nuestro lado, colocando una línea de seguridad y un gran flotador.
El pez nada a 40km/h y podemos ver su cola elevándose 1m por encima de la superficie. No hay dudas posibles, ¡estamos luchando contra uno enorme!

3 millas náuticas después, el marlín sigue en carrera y no muestra signos de cansancio... Por nuestra parte, nos relevamos hasta la extenuación, maniobras tras maniobras, nuestro nuevo amigo corre en círculos interminables alrededor del barco... Incluso nos vemos obligados a levantar los motores para dejar fluir las líneas bajo el barco. Ya una hora de lucha sin tregua... Bajo el aliento de algún otro barco de pescadores locales que acaba de llegar a la zona, finalmente damos por terminada la lucha arponeando al pez. ¡POR FIN LO CONSEGUIMOS ! ¡El pez está asegurado, gracias a la gran ayuda de los otros pescadores, un monstruo de 5 metros está en la cubierta!

8h40, como es imposible seguir pescando con este gigante a bordo, decidimos volver al puerto. En nuestro camino de vuelta a tierra, las aves marinas nos llevarán a pescar algunos dorados para afinar nuestra captura del día.
¡Día especial, horas especiales! Volvemos al puerto a mediodía, cuando un día normal en el mar termina al atardecer.
El resto del equipo nos ayuda a poner al grandullón en la plataforma, lo pesamos, una bestia de 400 kg está en la báscula, ¡este es el Pez de toda la vida! ¡Que buen comienzo para este nuevo año!

Unas cuantas fotos con la tripulación para celebrar la captura y nos vamos a surfear con el boys para disfrutar de la última luz del día en nuestro lugar de origen, un pequeño y agradable rompimiento de playa.
Nos concederán algunas visiones agradables bajo el labio y poco aire por encima del labio.

Al atardecer, es hora de volver a casa y disfrutar de un filete de mahi mahi en la encantadora compañía de mi Doudou.
 
¡QUÉ DÍA!